Sostente en el presente. Pero como agua, fluyendo, dejando que se entrelace o reacomode, sin juzgar.
Pies (o manos) bien plantados y aun así permitiendo que los mueva el viento y te salpiquen las aguas. Así. Torbellinos, o lluvias tropicales, déjalas que con el momento presente se vayan transformando en corrientes. Que las corrientes te guíen, hasta verlas convertidas en ríos. Que los ríos te limpien, te sanen y te impulsen hacia algo más grande. Y cuando logres soltarte a lo largo de sus vegas y su curso, fluye; hasta que el río se convierta en océano. Donde se alberga todo, donde hay para todos.
Por más formas que tomen los cuerpos acuíferos, son parte del todo, del agua, del cosmos, son parte del mismo amor. Y entonces, si lo ves así, resistirse al presente ya no es tanto una opción atractiva.
Bien dicen que cualquier herida, contiene su medicina.
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